El Adviento nos acerca al verdadero sentido de la Navidad, y así lo tenemos que transmitir a nuestros niños. Y este año lleno de necesidades, carencias, pérdidas y oportunidades, vamos a vivirlo con acciones concretas que nos ayuden a esperar con esperanza y fe, la llegada del Niño Dios.
Es una costumbre preciosa reunirnos en intimidad alrededor de la Corona, y cada semana ir encendiendo cada vela. La Corona, que no tiene principio ni fin, nos recuerda la eternidad de Dios.
Comienza cuatro domingos antes de esta fiesta y marca el inicio del Nuevo Año Litúrgico católico. En este año, la Iglesia inició el Adviento el domingo 1 de diciembre. El Papa Francisco recuerda que el principal significado es "vigilancia", por ende se debe estar atento al nacimiento del hijo de Dios.
Primera semana de Adviento.
Esperanza. La llegada del Mesías es la esperanza que nos viene para reconstruir a la misma humanidad. Es la oportunidad para mirar en la profundidad de nuestra fe.
Segunda semana de Adviento.
Fe. Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos.
La Virgen no tuvo reparos en aceptar en ser la Madre del hijo de Dios. María es la figura central del Adviento, representa el ejemplo vivo de la espera que ya está por culminar.
Tercera semana de Adviento.
Alegría. Está cada vez más cerca la venida del Señor. Comparte con alegría. El Adviento es tiempo de gozo, de alegría, es una espera confiada.
Mirando la actitud de José estaremos encontrando un proyecto a ser vivido, pues José es la persona absolutamente disponible, totalmente entregado a la causa del Señor.
Cuarta semana de Adviento.
Proclama. El cuarto domingo de Adviento desea resaltar el valor de La Palabra que entra en la vida de personas y lugares concretos. Por eso el ángel se presenta a María, comprometida con un hombre llamado José, de la casa de David. El lugar es Nazaret, una pequeña ciudad en Galilea.
Así como María fue escogida desde el principio de los tiempos para ser la madre del Salvador, José fue también escogido para ser su padre durante su vida terrena; por lo que ambos fueron dotados con las facultades y las gracias especiales para cumplir su misión, pero dependía de cada uno aceptarla o no. Luego del mensaje del ángel, José pudo haber decidido ignorar ese sueño y desentenderse de María, de los prejuicios y las sospechas del pueblo; sin embargo ─siendo el hombre valiente que era─ decide aceptar su misión, confiar en Dios y tomar el desafiante camino de la fe.
Dejemos que La Palabra de Dios nos encuentre en nuestra cotidianidad. La llegada del Señor está cada vez está más cerca... ¡¡Feliz Navidad!!
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